Numerosos grupos científicos, responsables sanitarios y políticos han promovido diferentes proyectos dirigidos a los pacientes que padecen un ictus. En este sentido, ya en 2002 fue publicado el Proceso Ataque Cerebrovascular.
Esta enfermedad se incluía ya entre las priorizadas en el I Plan de Calidad de la Consejería de Salud y constituyó el punto de partida de las iniciativas llevadas a cabo en el entorno del Ictus, como el Proyecto PLACA o, más recientemente, el Plan Andaluz de Ictus.
A pesar de los avances logrados en las últimas décadas, el ictus continúa siendo el problema neurológico grave más frecuente del mundo. La incidencia del ictus es de 150-200 casos/100000 habitantes/año y su prevalencia de 8 casos/1000 habitantes. Constituye la primera causa de mortalidad en las mujeres y segunda en los hombres y provoca el 10% de la mortalidad total (8% hombres y 13% mujeres). Es, además, la primera causa de invalidez permanente en el adulto, lo que la convierte en una enfermedad con un elevado coste socio-sanitario. A eso se suma el gran número de pacientes que están expuestos a padecer un nuevo episodio vascular, por lo general más grave que el primero.